¿Cómo aprender a manejar la frustración?

Estas pautas te ayudarán a afrontar la sensación de que la realidad no se ajusta a tus expectativas.

Es muy probable que en algún momento de tu vida hayas sentido frustración. En caso de no haberlo vivido nunca, quizá hayas escuchado a alguien de tu entorno, o en los medios de comunicación, hablar sobre la frustración. A pesar de ser una emoción común, en muchas ocasiones sentimos que nos cuesta manejarla.

En este artículo explicaremos qué es la frustración, cuáles son sus causas y el impacto que puede generar en nuestro día a día. Todo esto nos ayudará a entender por qué es tan importante aprender a manejar la frustración. Ahondaremos en este tema explorando diferentes herramientas que nos pueden ayudar.


Entendiendo la frustración

La frustración es una emoción común entre los seres humanos. Es decir, cualquier persona, de cualquier edad, puede sentir frustración. Suele aparecer en situaciones en las que no se consigue satisfacer un deseo o una expectativa.

Se considera que pertenece a las emociones complejas y deriva de la emoción básica de la rabia. Por eso, muchas veces se puede confundir con el enfado o manifestarse con ciertas similitudes. Sin embargo, hay personas que también pueden sentir ansiedad, tristeza u otras emociones desagradables.

Causas de la frustración

Son muchas y muy diversas las causas que pueden desencadenar la frustración en una persona. Es interesante tener en cuenta que en la sociedad occidental esta emoción se hace presente con mayor facilidad.

A continuación se mencionan algunos de los factores influyentes que han sido observados de forma más habitual:

  • Factores internos como la predisposición genética, el temperamento, etc.
  • Dificultades de regulación y gestión emocional. Falta de habilidades de comunicación asertiva y no violenta.
  • Límites difusos o inexistentes.
  • Carencia de estrategias para la resolución de conflictos.
  • Dificultades en el autocontrol.
  • Falta de flexibilidad y adaptabilidad a los cambios.
  • Dificultades sociales: exigencias, expectativas, etc.

Aprender a manejar la frustración

Tal y como sucede en la mayoría de ocasiones cuando hablamos de regulación emocional, uno de los puntos clave para aprender a manejar la frustración es el autoconocimiento. Entender cuáles son las causas que nos llevan a sentir dicha emoción es clave.

A continuación se mencionan algunas herramienta que pueden ser útiles, pero es importante que cada persona se permita explorar cuáles le sirven. Recordemos que cada individuo es diferente y no hay una solución universal.

Reconocer qué estoy sintiendo

El primer paso para poder atender de forma óptima a una emoción es darnos cuenta de lo que estamos sintiendo. Ponerle nombre suele ser útil, aunque a veces es difícil porque nos falta vocabulario relacionado con las emociones. Es importante trabajar la validación y darnos permiso para sentir cualquier cosa que estemos sintiendo.


Establecer metas y objetivos realistas

En muchas ocasiones, la frustración está vinculada a metas poco realistas. A veces se nos olvida que la perfección no existe. Es interesante que podamos revisar los objetivos que tenemos establecidos y reformularlos si es necesario.

Practicar la aceptación

En la línea de lo que decíamos de las metas realistas, es importante asumir que somos seres humanos y tenemos recursos limitados. Practicar la aceptación no es fácil puesto que la sociedad ejerce mucha presión. Sin embargo, no podemos con todo —o no con todo a la vez— y eso está bien.

Aprender técnicas de resolución de conflictos

Las herramientas para la resolución de conflictos pueden ayudarnos a sentir que tenemos más recursos y, de esta forma, bajar la intensidad de la emoción. Pueden ayudarnos a cambiar ciertos patrones de pensamiento o de conducta y obtener grandes beneficios.

Cultivar la autocompasión

Un aspecto clave a la hora de regular nuestras emociones es la autocompasión. Hablarnos con respeto, sin juicio, y acompañarnos desde la validación de lo que sentimos nos ayuda con la regulación emocional. Lo que sentimos es válido y bienvenido porque nos da información sobre nuestro mundo interno y/o externo.

Pedir ayuda profesional

Los espacios de autocuidado son esenciales para un mejor manejo de la frustración. Es importante conectar con personas que nos nutran y actividades placenteras. Si, a pesar de todo lo indicado hasta el momento, sientes que esta situación es abrumadora y te sobrepasa, quizá es interesante que un/a profesional pueda acompañarte en el proceso.

Sus efectos en la vida diaria

Aunque la frustración suele ser incómoda de sentir y experimentada de forma desagradable, si conseguimos atenderla de forma óptima puede aportarnos experiencia y aprendizajes. En este sentido, la emoción, en su forma adaptativa, nos mueve hacia la acción, la creatividad y la resolución de problemas.

El problema reside en las ocasiones en las que la intensidad con la que sentimos frustración deja de ser adaptativa. En estos casos, se puede desarrollar sintomatología ansiosa, conductas evitativas, rabia intensa, pensamientos intrusivos recurrentes, sentimiento de pérdida de control ante estar sufriendo mucha presión y estrés por dicha situación.


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